viernes, 24 de febrero de 2017

Cuestión de energía


A pesar de los anuncios, de las promesas y de las urgencias ambientales, la energía del futuro seguirá dependiendo, principalmente, del petróleo, el gas y el carbón. Según informes de varias organizaciones internacionales, el consumo energético aumentará un 30% en los próximos 25 años y el 75 % será cubierto por centrales que utilizan combustibles fósiles.

Las palabras se escucharon alentadoras en la Cumbre del Clima que se realizó en París (Francia), a fin del año pasado: “Hay que apostar a las energías renovables para combatir el cambio climático”, dijeron líderes mundiales. Los flashes relampaguearon y los voceros gubernamentales, presurosos, hablaron de hito histórico, acuerdo trascendental y punto de inflexión para las “energías sucias”.
Sin embargo, las energías renovables siguen siendo una promesa y las tendencias reales desilusionan hasta a los más entusiastas.

Demanda
El consumo de energía en el mundo aumentará un 30% más en los próximos 25 años. El dato que entrega la Agencia Internacional de la Energía (AIE) es que el 75% de esa demanda será cubierta por centrales que utilizan combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas, etc.)
Analizando términos “relativos” y “absolutos”, la realidad se revela decepcionante. Según la petrolera Repsol, mientras en el 2013 el 81% de las centrales que suministraban la energía mundial utilizaban petróleo (31%), carbón (29%) y gas (21%), en el 2040 ese porcentaje de la “torta energética” se reducirá apenas unos 6 puntos porcentuales. La multinacional es concluyente: “Durante los próximos años no se esperan grandes cambios”.
En términos absolutos, dicen los informes, en los próximos 24 años se utilizará más petróleo, carbón y gas que hasta ahora y todo para abastecer la creciente demanda. Mientras en 2013 el consumo energético alcanzaba los 13.559 Mtep, se espera que en el 2040 llegue hasta 17.934 Mtep. Esto significa, según los expertos, que mientras la demanda aumentará casi un 30% para el 2040, las renovables y otras (hidroeléctricas, nuclear, biomasa, solar, eólica, etc.) alcanzarán apenas un 7%.
“La impronta mediática proyecta una sensación de gran avance de las renovables”, dice Gerardo Honty, analista de CLAES, Centro Latino Americano de Ecología Social. “Todos los días tenemos noticias de nuevos proyectos, nuevas tecnologías, nuevas instalaciones; pero representan muy poco en la oferta energética global”, aclara. “Las llamadas modernas energías renovables -particularmente la solar y la eólica- si bien aumentan, lo hacen en una medida tan escasa comparada con el aumento de la demanda, que hacen irrelevante su participación en la matriz”, agrega.
Según la FAO, “el consumo de energía habrá de aumentar del 46 al 58% entre 2004 y 2030”, y en los países en desarrollo “crecerá a un ritmo promedio anual del 3% entre 2004 y 2020”.
El problema, aclaran los expertos, es que se usarán más combustibles fósiles y se generán más gases de efecto de invernadero (GEI). “A pesar de todo, el mundo continuará invirtiendo mucho más en fósiles que en renovables”, confirma Gerardo Honty.
Y para confirmar esta tendencia, la Agencia Internacional de Energía pronostica que las emisiones de CO2 aumentarán el 130% de aquí a 2050.

Responsables
En una estrategia no declarada pero sí practicada, los países industrializados, responsables históricos del cambio climático, proponen que todos inviertan en renovables. La idea encuentra eco en “ambientalistas liberales autóctonos” de países en vías de desarrollo, como es Argentina.
Quienes cargan con la responsabilidad de los altos niveles de emisiones durante decenas y decenas de años hasta ahora no proponen ninguna medida de “remediación histórica” y mucho menos de comprensión presente hacia los países en vías de desarrollo.
“Querés que Argentina tenga una matriz energética con renovables”, preguntó el dirigente ambientalista de una de las mayores organizaciones del país. Poco importa que ningún país del mundo tuviese esa matriz, y mucho menos los industrializados. “Alemania no tiene gas ni petróleo como nosotros”, se justificó el encuestado. No importaba, la ola verde debe estar en la agenda nacional y así se lo proponen. “La pregunta es concreta”, dijo el dirigente, “si pensás que Argentina debería tener la matriz en renovables como la eólica y solar”…
Alrededor del 75% de la energía renovable se consume en los países en desarrollo, y en ellos la mayor parte de la producción “limpia” se basa en el uso tradicional de biomasa y en la energía hidroeléctrica. Los países industrializados representan el 23% del consumo mundial de energía renovable; y las economías en transición, el 3%.

Texto: Pablo D’Atri

Ilus.: Bibi González

Publicado en Suplemento ECO/diario La Arena

Más del 70% de los campos sin picadas

Más de 800 mil hectáreas quemadas y el verano recién comienza. Los pronósticos más optimistas dicen que es muy factible que se quemen un millón y medio de pastizales, montes y bosque sólo en La Pampa. Y al fuego “natural” se le suma el político.

(Diario La Arena/ 9 de enero 2017)._ La llegada del Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS), el rabino Sergio Bergman, lejos de bajar la temperatura la subió, lejos de apagar las llamas la reavivó. Las redes sociales son una muestra.
Sin argumentos y hechos que puedan justificar al funcionario nacional, los representantes locales del gobierno nacional arremeten contra la política provincial. Nada mejor que un buen ataque como mecanismo de defensa, y esa parece ser la estrategia del Cambiemos pampeano.
Resulta muy difícil y hasta imposible defender la llegada de Bergman a ese lugar (el Ministerio) y menos justificar el año de gestión al frente de esa cartera. Subir la categoría de Secretaría a Ministerio no garantiza que se eleve políticamente el tema y el área ambiental del gobierno de Mauricio Macri es la mejor muestra de ese “ambientalismo de papeles”.
Si bien es cierto que no se sabía si llegaba o no de Berman a la zona de los incendios, lo que sí se esperaba es que este año iba a ser duro y que una chispa podía generar un desastre. Los hechos, otra vez, son la mejor confirmación.

Pérdidas
Cuando pasan las llamas queda un lamento. Miles de metros de alambrados, postes, ganados muertos, pasturas, establecimientos, cenizas… y hasta vidas humanas. Las pérdidas económicas son millonarias (1.300 millones, según datos parciales).
Dice que la mejor acción es la prevención pero pocos prestan atención. Hace años el Estado Provincial compró 8 tractores de última generación con sus rastras para que los productores hagan y limpien las picadas (ver recuadro). Son obligatorias las picadas y las debe hacer y financiar los dueños de los campos. Sin embargo, y aun cuando el Estado subsidia con maquinarias, personal y combustible, la mayoría de los campos (más de 70%) no tiene las picadas o no están limpias.
Y el detalle no es menor. Resultan fundamentales al momento de combatir los incendios. Pueden detener total o parcialmente el avance de frente de incendio. Pero también son las rutas de ingreso para que los equipos de trabajo puedan ser efectivos.
El Estado subsidia metódicamente al campo. Si lo hace en épocas buenas o de “bonanza” con excepciones impositivas, con líneas crediticias y financieras, es lógico y entendible que lo implemente cuando se está frente a una emergencia.
Sin embargo, cuando las llamas (o las aguas) se calman, la normalidad es dejar de hacer las picadas y rara vez se compromete el sector en prever el verano y los incendios. Más allá de los reclamos a los Estados, son pocos los antecedentes del sector en gestionar políticas preventivas contra las llamas.

Figurita repetida
Los incendios son la vedette del verano. Siempre lo fueron en esta parte del mundo. Dicen los expertos que el origen es natural y también es responsabilidad del hombre (70/30%, dicen).
La media en La Pampa es de unas 300 mil hectáreas. Hay que recordar que llegamos a multiplicar por 13 esa media y fueron más de 3,5 millones las que se quemaron a principios del 2000. Hoy, entre diciembre y enero no llegamos a aquel triste récord, pero triplicamos la media y esto recién comienza...
Según la opinión de expertos, los incendios son la principal amenaza ambiental en la zona (“tanto o más que el drama del río Atuel”, se anima a opinar un recursólogo). Dicen que modificó el ecosistema del bosque de caldén, del monte y de los pastizales. También que pueden ser la carta de defunción del caldenal, pronostican.
Por eso el área de Defensa Civil del Gobierno de La Pampa es una estructura histórica en la provincia con mucha experiencia acumulada. Son organismos que funcionan con “buenos” y “malos” gobiernos.
Sin embargo no es un detalle menor que durante la gestión anterior en DC los resultados fueron contundentes. La mayoría de los veranos la media fue inferior a la histórica según las estadísticas oficiales (a excepción de la temporada 2013-2014 que llegó hasta las 485.000 hectáreas quemadas. Ver gráfico).
Se preveía un año complicado. Pero también lo fueron los años anteriores. Por eso el viejo reclamos de mayor presupuesto, de las condiciones laborales de los brigadistas, de unificar medidas, etc., atraviesa gobiernos y gestiones.
Frente a la frágil presencia política de Nación, la provincia debería duplicar el esfuerzo. “Todavía no está afectado de manera dramática el caldenal, pero si lo alcanza los incendios va a ser un desastre”, dijo un viejo brigadista que ve con “dolor” como las llamas devoran bosques, montes y pastizales.

Pablo D’Atri
(Publicado en el diario La Arena / 09/01/2017)